Perdido en la casa

Mujer Completa: Perdido en Casa

«O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: «¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!». De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente.»

LUCAS 15:8-10 NVI

Esta parábola de Jesús se encuentra en medio de otras dos parábolas, muy conocidas por muchos de nosotros, como son, la parábola de la oveja perdida y la parábola del hijo pródigo.

Estas parábolas, nos pueden traer muchas enseñanzas pero una de ellas, es la importancia del «uno» para Dios: una oveja, una moneda, un hijo. En estos casos no habla de multitudes, de grupos, de familias, sino de «uno»

Todos los ejemplos dados en las tres parábolas, tienen gran valor: una oveja para un pastor, el dinero para todos, un hijo, para un padre. Pero el énfasis, es que el Señor estima y valora grandemente ese «uno» que se ha perdido.

En estas tres parábolas vemos reflejado al Señor, lo vemos como pastor que busca a la oveja perdida; lo vemos en una mujer activa en la búsqueda de algo valioso que se ha perdido; sabemos que la mujer en la Escritura tipifica a la iglesia, y la iglesia es el cuerpo de Cristo, y por supuesto, lo vemos en el padre que espera el regreso del hijo que se pierde y su recibimiento cuando vuelve.

Por lo general, hemos escuchado la aplicación de estas parábolas a las personas que no conocen al Señor y aunque es completamente aplicable; veo en dos de las tres parábolas, que ese uno que se perdió, se separó del resto: la oveja del redil, y el hijo salió de la casa, pero la moneda no, la moneda quedó en casa.

Sí, la moneda estaba en casa; a diferencia de la oveja y del hijo que salieron de su lugar, la moneda estaba en casa, pero estaba perdida.

Así, pueden encontrarse algunos hijos de Dios, estan en casa, pero perdidos.

¿Cómo se pierde un hijo estando en casa?

Cuando pierde la conexión.

Se desconecta primero del Señor, su relación, su comunión; ya el Señor no es su prioridad, se apagó el primer amor. Ora, canta, diezma, pero su corazón está lejos. Entra vacío y sale vacío. Se desconecta del resto del cuerpo aunque está presente físicamente, no lo está de corazón. No hay comunión, no hay relación; saluda, abraza, ríe, pero su corazón está desconectado emocional y espiritualmente.

Se hace vital lo que el Señor dice en Juan 15:4 para no desconectarnos o perder la comunión.

«Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.»

Juan 15:4 RVR60

Si no permanecemos en el Señor, nos desconectamos y este es un estado espiritual muy peligroso que nos puede llevar al autoengaño de que estamos bien porque venimos a la iglesia. El espíritu religioso es muy sutil pero muy peligroso porque ahoga la vida del espíritu y lo enmascara con prácticas religiosas.

La conexión con el Señor tiene que ver con una relación genuina.

¿Qué hizo la mujer para encontrar la moneda?

En la parábola, la mujer, para encontrar la moneda perdida, hizo dos cosas:

1. Encendió una lámpara

«Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios, alumbrará mis tinieblas»

Salmos 18:28 RVR60

«Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen»

Prov.6:23 RVR60

Nuestro Dios es Luz, Su Palabra es Luz. La luz disipa las tinieblas, la luz es conocimiento que disipa la ignorancia, la luz todo lo expone. Si hemos estado perdidos en casa, necesitamos exponernos a la luz del Señor y confesar nuestro pecado, exponer nuestro sentimientos y volver a conectarnos con Él.

Como iglesia, necesitamos discernimiento para identificar a los que están perdidos en casa, para ayudarles a reconectarse con el Señor.

2. Barrió la casa

Esto habla de limpieza, tanto en lo natural como en el sentido espiritual.

Cuando uno se pierde, espiritualmente hablando, se ensucia. Evidentemente la moneda estaba en el piso, tal cual nuestra condición cuando estamos perdidos, hemos caído, nos sentimos por el piso. Pero la mujer al encontrarla la levantó. Su Palabra dice que siete veces cae el justo y el Señor lo levantará. No solo nos levanta sino que nos limpia y nos restaura y esto, es motivo de testificar, es motivo de celebración.

3. Dio testimonio

En las tres parábolas se encuentra el elemento del testimonio, no para avergonzar sino para celebrar.

Muchos se han dejado poner un manto de verguenza para no testificar de lo que Dios ha hecho en sus vidas, y se guardan todo; pero, en el caso de las tres parábolas no hubo silencio, hubo testimonio y celebración.

Te animo a testificar de las grandes maravillas que Dios ha hecho en tu vida y gozarte por las bondades del Señor, puedes hacerlo en los comentarios.

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