Mateo 5:33-37RVR60 “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. 37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”
Definición de Perjurar: 1. Jurar en falso. 2. Faltar al juramento 3. Jurar insistentemente para añadir fuerza al juramento.
Introducción: el Señor Jesús, como buen maestro, les enseña a sus discípulos por qué no debían jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni por Jerusalén, ni por su propia cabeza. Jurar por algo de esto es jurar por Dios mismo.
La ley claramente enseñaba a no hacer juramentos en falso usando el nombre de Dios:
Levítico 19: 12 RVR60 “Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.”
Entonces los judíos para no pecar, comenzaron a jurar por el cielo, por la tierra, por Jerusalén y por su propia cabeza. Ellos pensaban que al no jurar por el nombre de Dios podían más fácilmente jurar en vano por otras cosas. Y es por eso que el Señor les dice que no juraran de esa manera, porque era igual que jurar por Dios mismo.
Es posible que pensemos que como, culturalmente, no juramos por estas cosas, entonces estamos bien. Nosotros, los latinos, tendemos a jurar por Dios mismo (los que ignoran las Escrituras); a jurar por nuestra madre, a jurar por la cruz y a veces hasta por la muerte de algún ser querido (por lo general, la madre o los hijos).
1. ¿Nos dice la Biblia que no juremos?
Definición de juramento: Afirmación o negación de algo, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus criaturas.
En hebreo es la palabra “shabá”: como si se repitiera una declaración siete veces. Exigir, hacer, juramentar, juramento, jurar, conjurar, dar solemnemente.
Levítico 19:12 RVR60 “Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.”
Dice claramente, no jurar en falso, mas no absolutamente no jurar.
Deuteronomio 6:13 RVR60 “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás”
Hebreos 6:16 RVR60 «Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación.”
Un hijo de Dios que hace un voto, una promesa o un juramento está poniendo a Dios como testigo, sea que lo nombre o no; pues el Espíritu Santo habita en nosotros. En los cielos una promesa es como si pesare siete veces más que cualquier otra afirmación!
2. La Biblia enfatiza que tenemos que cumplir nuestros juramentos, promesas o votos:
Números 30:2RVR60 “Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca”
Es de suma importancia entender que nuestra alma queda ligada por los juramentos o promesas que hacemos. Recordemos que nuestras promesas o juramentos equivale a declararlo siete veces!
Eclesiastés 5:4-6 RVR60 “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla, porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. 6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?»
3. Estableciendo la cultura del reino de los cielos en la tierra:
Mateo 5:37 “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”
Santiago 5:12 “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación”
En la Nueva Traducción Viviente dice: “…Simplemente digan “sí” o “no”, para que no pequen y sean condenados”
Cuando incumplimos nuestros juramentos, votos o promesas quedamos expuestos a juicio! El enemigo de nuestras almas, el acusador de los hermanos, nos llevará a juicio delante de la Corte Suprema. Dios es Juez justo; y si el enemigo tiene derecho legal de robarnos, oprimirnos de acuerdo a la naturaleza del juramento lo hará. Recordemos que nuestra alma queda ligada con obligación a esa promesa o juramento. Hasta tanto no resolvamos el asunto, el enemigo tendrá un derecho en nuestra contra.
La cultura judía, en cierta forma, había pervertido el juramento, evitando usar el nombre de Dios, usaban el jurar por el cielo, la tierra, etc. Pero la cultura del reino de los cielos en la tierra, en este aspecto se basa no tanto en que juremos o no sino que aprendamos a mantener nuestra palabra.
Hoy día, es difícil encontrar alguien en quien confiar de acuerdo a lo que dice. Si alguien dice algo lo ponemos en duda porque hemos estado expuestos y nos hemos acostumbrado a la falta de compromiso con lo que prometemos, sea al mismo Dios o entre nosotros. Esto no debiera ser así entre los hijos de luz.
Es tiempo de establecer la cultura del reino entre nosotros y marcar una diferencia. Que cuando afirmemos o neguemos algo no necesitemos jurar porque nuestra palabra tiene valor, tiene peso.
Esto debe empezar por nosotros mismos:
a. COMPROMISO: Comprometiéndonos a cumplir con lo que salió de nuestra boca. Obligarnos a nosotros mismos, como adultos, a cumplir con nuestras promesas y votos.
b. CRIANZA: Levantando una generación, como padres, que cumple su palabra. Esto implica corrección y disciplina y mucha enseñanza.
Un padre que promete a su hijo algo y no lo cumple, lo está acondicionando a no creer en las promesas de Dios. Porque a su padre lo ve pero a Dios no. Si un niño no puede confiar en la promesa de un padre que ve, ¿cómo podrá confiar en la promesa de un Padre a quien no ve? Si es posible, pero se hace más difícil y toma más tiempo renovar la mente.
Necesitamos enseñar a nuestros hijos que nuestras promesas tienen peso y obligarles a cumplir con lo que prometen.
c. CORRECCION: Como hermanos en Cristo, exhortándonos unos a otros en amor, a cumplir con lo que prometemos. Y no ofendernos, ni enojarnos por la corrección, sino humillarnos y reconocer que hemos fallado; debemos pedir perdón por el daño y cumplir nuestra palabra. De esa manera nuestra reputación es restaurada y el daño causado es restituido.
Entendamos que nuestras palabras tienen peso y cuando prometemos y no cumplimos además de un corazón roto, una desesperanza, una desconfianza; se genera una cantidad de consecuencias que a veces no es medible hasta donde podemos afectar vidas.
Cuando, como cristianos, prometemos y no cumplimos a nuestro prójimo, además del daño personal que le causamos; estamos dejando muy mal la congregación a la que pertenecemos, y a la iglesia de Cristo en general. Sin hablar de la mala representación que hacemos de Cristo en la tierra.
4. Pasos a seguir para empezar una nueva cultura:
○ Oremos, arrepintiéndonos por todo juramento en falso, hayamos mencionado el nombre de Dios o no.
○ Oremos por la liberación de nuestra alma por cada promesa incumplida.
○ Pidamos perdón a las personas a quienes les hemos fallado en este aspecto.
○ Tomemos una firme decisión de establecer la cultura del reino en nuestra generación! Apliquemos a nuestra vida los tres pasos anteriores: COMPROMISO, CRIANZA, CORRECCION. Rescatemos los principios y establezcamos una diferencia.