La envidia es un defecto en la personalidad que viene por falta de identidad.
Cuando una persona no tiene identidad o tiene falta de ella; se ve a sí misma como inferior a los demás, ignorando así las virtudes y talentos naturales que Dios le ha dado.
Esta falta de identidad lleva a la persona a buscar en otras lo que ella quisiera tener; posiblemente lo tenga pero no se ha dado cuenta; otras veces definitivamente no lo tiene pero no quiere decir que por eso sea inferior, o de menos valor, sino que es maravillosamente diferente, pero lamentablemente no puede verse a sí misma de esa manera.
Una de las señales de una persona con falta de identidad es que siempre se está comparando; sus defectos los proyectará de manera inconsciente en los demás, o en la persona envidiada; también ocurre que las virtudes de la persona a quien envidia se las tomará para sí misma; así como sus logros. Por ejemplo, es muy común escuchar a una persona con falta de identidad hablar del logro, descubrimiento, idea, o revelación de otra persona como si fuera propio. Es muy común hoy día, “postear” en las redes sociales pensamientos de otros o traducirlos a su propio idioma sin darle el crédito a quien merece, a cambio de algún reconocimiento.
Otra de las señales de una persona envidiosa es que tiende a manifestar una actitud de competencia consciente o inconscientemente, con la persona envidiada. Esto en la mayoría de los casos, puede ser muy dañino para la relación, sobre todo si es una relación cercana. Porque en su intento fallido de tratar de ser como la persona envidiada, en su frustración, puede terminar volviéndose en su contra.
Cuando una persona ha vivido con falta de identidad por muchos años y comienza a ser restaurada tiende a volverse orgullosa, es bueno darle el tiempo para el equilibrio; está recién descubriendo quien es y se siente en las nubes; es hasta cierto punto normal; lo que no es normal es que se quede allí y no crezca en humildad. La verdadera humildad que viene de reconocer que quienes somos y lo que somos es solo por la gracia de Dios.
Cuando una persona tiene nobleza de alma admirará a los demás; pero cuando no es noble, caerá en las garras de la envidia a los demás; lo cual es autodestructivo.
Proverbios 14:30 RVR60 “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos”
No permitas que la envidia destruya tu vida espiritual, emocional y física; trayendo consecuencias negativas en tus relaciones interpersonales. Si eres presa de la envidia, te exhorto a conocer en mayor profundidad al Dios que te creó. En la medida que le conozcas, te conocerás a ti mismo y te darás cuenta que Él te creó de manera única; que lo que te diferencia de los demás es lo que te distingue y que eres un ser irrepetible.
Se todo lo que Dios quiere que seas y se felíz con cada una de las virtudes y maravillosos talentos con los que Dios te dotó.
Tamy Aman.