«Todos nuestros animales deberán ir con nosotros; ni una sola pezuña puede quedar atrás. Tendremos que seleccionar nuestros sacrificios para el Señor nuestro Dios de entre esos animales, y solo sabremos cómo vamos a adorar al Señor una vez que estemos allí.»
Éxodo 10:26 NTV

En este pasaje vemos claramente cómo Moisés nos enseña un principio espiritual:
Él le dice firmemente al faraón que «ni una pezuña puede quedar atrás». Para adorar al Señor, no como a nosotros nos parece o conviene, sino como el Señor demanda, ellos (así como nosotros) debían darle todo lo que Él demanda!
Nuestra mente carnal pudiera pensar: ¿Pero qué es una pezuña? No significa nada en comparación con el resto del animal! Pero Moisés sabía que para agradar al Señor, ni una pezuña debía quedar atrás, ese «atrás» se refería a Egipto, la tierra en donde vivieron como esclavos, completamente fuera del destino profético de Dios para ellos.
No sé qué pudiera representar esa pezuña en nuestra vida: una relación, una manera de expresarse, un lugar, un mal hábito, una pequeña desobediencia, una mentira, una deslealtad, una falta de compromiso, una tradición; en realidad pudiera ser todo esto y mucho más; pero es esa pezuña que todavía queda en Egipto, esa pezuña que era parte de nuestra vida de esclavitud, esa pezuña que queda de nuestro pasado, de nuestra vana manera de vivir es la que no nos deja avanzar hacia un nivel de mayor excelencia en nuestra adoración; es la pezuña que queda atrás la que no nos permite transicionar de nuestra pasada condición de esclavos a nuestra nueva condición de conquistadores de nuestra tierra prometida; es la pezuña que queda atrás la que nos retrasa y no permite una sincronización de nuestro tiempo cronos con el tiempo kairos de Dios.
Es esa pezuña que queda atrás la que le da un acceso al faraón a nuestra vida porque la pezuña sigue estando en su territorio; sigue estando bajo su jurisdicción.
Si queremos ver la plenitud del gobierno de Dios a traves de Cristo en nuestras vidas, ni una pezuña puede quedar atrás!
Recordemos que esa pezuña era parte del animal que sería ofrecido en adoración al Eterno Dios.  No podemos entregar sólo una parte del sacrificio, tenemos que entregar todo lo que Él nos pide. Para Dios o es todo o es nada.
El Padre nos dio todo Su hijo, para reconciliarnos, no una parte de Él.
El Hijo se dio todo en la cruz para salvarnos, no una parte de Sí mismo.
El Espíritu Santo nos ha sido dado completamente y no por medida para transformarnos y convertirnos en hijos del Altísimo.
Él lo dio todo por ti y por mi y lo único que podemos hacer es adorarle en gratitud. ¿Qué estás dispuesto a dar: todo, nada o lo incompleto?
Moisés dijo: «Tendremos que seleccionar nuestros sacrificios para el Señor nuestro Dios de entre esos animales, y solo sabremos cómo vamos a adorar al Señor una vez que estemos allí.»
Como adoradores, es posible que no sepamos qué nos pedirá el Señor cuando lleguemos allí, (ese «allí» es el lugar físico o dimensión espiritual al que hemos sido llamados) pero debemos estar dispuestos a darle todo lo que nos pida, ni una pezuña debe quedar atrás!
Tamy Aman

Artículos recomendados

5 comentarios

  1. Amen. Estoy total y absolutamente de acuerdo .

  2. Dios te siga bendiciendo mi amada hermana y que la sabiduría y revelaciones del Eterno siga fluyendo en tu vida, este artículo tiene mucha unción de Dios. Adelante amada

  3. Uffff poderoso hermanita tami, esa es una de las cosa que tenemos q tener presentes siempre, q no nos pase cómo a la esposa de lot,q corría pero su corazón quedaba detras,es así tenemos q entregarnos completamente al señor, en cuerpo y alma, eso es lo q el demanda, amén a eso ni una pezuña quede atrás. Amén

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.