Hoy quiero hablarles acerca de un pecado, una condición, un mal hábito que puede ser invisible pero que afecta directo al corazón. Y cuando hablo de corazón, no estoy hablando del órgano físico que bombea toda la sangre en nuestro cuerpo; sino mas bien, estoy hablando del corazón intangible, el corazón invisible, el asiento de nuestras emociones y nuestra personalidad. En las Escrituras el corazón se refiere básicamente a nuestro ser interior. Al afectar nuestro corazón, este, conectado a nuestra voluntad va a ejercer una influencia que nos llevará a una respuesta, esa respuesta puede hacer mas daño de lo que creemos. Y todo comienza con lo que vemos.
Esa condición, que puede encontrarse en menor o mayor grado en las personas y de la cual quiero hablarte es la CODICIA.
Codicia según el diccionario: Deseo o apetito ansioso y excesivo de bienes o riquezas. Uno de los sinónimos de la codicia es la avaricia.
Para el tiempo cuando el pueblo de Israel estaba en plena conquista de la tierra prometida, bajo el liderazgo de Josué, ya Moisés había muerto, experimentaron una gran derrota al tratar de conquistar la ciudad de Hai. Ellos venían de una victoria sin precedentes en la toma o conquista de Jericó. Algo sorprendente ocurrió y fue la caída de esas murallas después de que ellos estuviesen rodeando la ciudad por siete dias. Dios les había dado la estrategia, ellos la siguieron al pie de la letra y los resultados fueron asombrosos. Así que estaban felices y sobre todo con un excelente ánimo para seguir la conquista, pues tenían el respaldo de Dios.
Josué entonces, siguiendo parte de la misma estrategia de Moisés, mandó a unos espías para reconocer la ciudad de Hai. Los espías van y regresan con un buen reporte: son pocos, así que no fatigues a todo el pueblo llevándolo a la guerra. Y Josué envió a tres mil hombres para esa conquista. El resultado fue desastroso, salieron derrotados por los hombres de Hai, el corazón del pueblo desfalleció y Josué y los ancianos rasgaron sus vestidos y se echaron polvo sobre sus cabezas, las cuales eran expresiones de mucho dolor y luto, en aquellos tiempos.
Josué le reprochó a Dios por esta derrota, tal y como hacemos algunos de nosotros ante la pérdida, ante el dolor.
Y quizás, puede que te encuentres en este momento de tu vida reprochándole a Dios su ausencia o su aparente falla. Pero Dios no se engancha con nuestras emociones o maneras erradas de reaccionar, Él nos entiende mas allá que nosotros mismos. Dice la Escritura que no tenemos un Sumo Sacedote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades.
Así que le dijo a Josué que se levantara y le dio la explicación del por qué habían sido derrotados, le dijo que Israel había pecado, que había roto el pacto, que había hecho lo que Él les había dicho que no hicieran. ¿Y qué se suponía que no hicieran? Claramente, ya se les había advertido:
»No se queden con ninguna cosa que esté destinada para ser destruida, pues, de lo contrario, ustedes mismos serán destruidos por completo y traerán desgracia al campamento de Israel. Todo lo que esté hecho de plata, de oro, de bronce o de hierro pertenece al Señor y por eso es sagrado, así que colóquenlo en el tesoro del Señor»
Jos.6:18,19 NTV
Pues resulta que un hombre llamado Acan había hecho todo lo contrario. Cuando el Señor mostró que era él, Josué lo confrontó diciéndole que le dijera la verdad, que no le escondiera nada…..¡Qué situación mas difícil! Tanto para Josué como líder, como para Acan al verse descubierto. Pero bueno, el hombre confesó la verdad:
«Entre el botín, vi un hermoso manto de Babilonia, doscientas monedas de plata y una barra de oro que pesaba más de medio kilo.
Josué 7:21 NTV
Los deseaba tanto que los tomé. Está todo enterrado debajo de mi carpa; la plata la enterré aún más profundo que el resto de las cosas»
¿Nos damos cuenta de la dinámica? El hombre VIO, DESEÓ o CODICIÓ, esto generó una respuesta, una acción: LO TOMÓ y lo GUARDÓ, lo ENTERRÓ.
Ahora, nadie sabía que él había hecho eso, pero Dios todo lo sabe, todo lo ve. Podemos escondernos de todo el mundo pero no de Dios. El que nadie lo sepa no quiere decir que no habrán consecuencias de nuestros actos. Y en algún momento, todo saldrá a luz.
Así que el Señor le dijo a Josué nuevamente:
»¡Levántate! Ordénale al pueblo que se purifique, a fin de prepararse para mañana. Pues esto dice el Señor, Dios de Israel: “En medio de ti, oh Israel, están escondidas las cosas apartadas para el Señor. Nunca derrotarás a tus enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti”
Josué 7:13 NTV
Mis amados, no podemos tomar a la ligera lo que vemos, porque todo lo que vemos bueno o malo afecta nuestro ser interior, y si hay codicia, va a generar un impulso, una respuesta de nuestra voluntad, podemos tomar lo que codiciamos o bien no tomarlo pero, si sigue en el corazón, va a estar enterrado, en un supuesto olvido, y tarde o temprano saldrá en forma de una respuesta que de seguro no será la mejor.
Nuestro Señor Jesucristo dijo que si miras a una mujer para codiciarla ya adulteraste en tu corazón.
Asi que, sea que tomemos o no fisicamente lo que codiciamos está en nuestros corazones. Todo comienza con lo que vemos y no solamente la codicia tiene que ver con dinero o bienes,(como dice el diccionario) sino que tambien puede ser sexual.
El apóstol Juan lo expresa de esta manera:
«Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; 17 y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre»
1Jn.2:16 NTV
La codicia de Acan, no solo causó la desgracia de su vida, sino la de su familia, y la de la nación entera. Acan y su familia murieron apedreados y luego quemaron sus cuerpos y aquel lugar fue llamado el Valle de la Desgracia. Muchos, en sentido figurado, pueden encontrarse en el Valle de la Desgracia por su codicia.
En Provervios1:19 dice que la codicia roba la vida.
Quizás algunos pensarán que eso no es mas que una historia bíblica que quedó en el pasado. Déjame decirte que aunque es parte de la historia de la nación de Israel, todo lo que se escribió se hizo para dejarnos a nosotros hoy una enseñanza.
En 1Corintios 10 dice que las cosas que sucedieron con Israel en el desierto son una advertencia para nosotros hoy, para que NO CODICIEMOS lo malo, como ellos.
Cuando Dios dijo: NO ROBARÁS no le puso un monto; cuando dijo NO CODICIARÁS se refería a todo.
Pero nuestro Dios no quiere que nos encontremos en el Valle de la Desgracia, por eso le dijo a Josué: «…Nunca derrotarás a tus enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti” Jos.7:13 NTV
Algo muy significativo es que el nombre de la ciudad que ellos iban a conquistar se llamaba HAI y ese nombre quiere decir RUINA. Dios quiere que conquistemos la ruina y no que la ruina nos someta a nosotros.
Necesitamos quitar «esas cosas» que tenemos en medio de nosotros, en nuestro corazón.
Josué lo hizo, fue doloroso, pero tan pronto hicieron lo que tenían que hacer, Dios le dijo:
«No tengas miedo ni te desanimes. Toma a todos tus hombres de guerra y ataca la ciudad de Hai, porque te he entregado al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra.»
Jos.8:1 NTV
Josué siguió la estrategia que el Señor le dio, atraparon al rey y conquistaron la ciudad.
¿HAS PODIDO IDENTIFICAR LA RUINA EN ALGÚN ÁREA DE TU VIDA A CAUSA DE LA CODICIA? El Señor quiere darnos la victoria sobre la ruina. Él vino a dar vida y vida abundante.
La victoria de Israel comenzó con la confesión de Acan. Tú también puedes confesarle a Dios, Él ha prometido que si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.
No podemos tomar a la ligera lo que estamos viendo y codiciando porque inevitablemente nos llevará a la ruina.
Aquí te comparto dos citas del Nuevo Testamento con respecto a la codicia:
Marcos 4:19 RVR60 "pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa"
1Tim.6:9 NTN "Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. 10 Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas"