Hoy día se habla tanto de éxito que se ha levantado una generación que van a las diferentes congregaciones cristianas buscando el éxito y no a Cristo!.
El nombre de Jesús se ha convertido para algunos, como especie de una fórmula mágica para obtener el éxito. Ya no se diezma y ofrenda por honra sino por lograr éxito en las finanzas. Se ora, no para tener comunión con Dios sino para lograr aquello que, se cree, nos llevará al éxito! Se levantan muchos queriendo «servir a Dios» cuando en realidad buscan éxito personal escondido en la vida ministerial.
Necesitamos reevaluar nuestra fe, nuestras creencias, nuestro fundamento. ¿Quién es realmente nuestro Dios, Jesucristo o cualquier cosa que llamemos éxito?
Los frutos por los que medimos el éxito hoy día ya no son los del Espíritu sino la fama, las multitudes, el carisma y el traer algo nuevo.
Volvamos a las Escrituras y examinemos cuál fue el éxito de los siervos de Dios como Jeremías a quien el Señor lo envío a profetizarle a un pueblo rebelde que no creería sus palabras. Como Jonás a quien el Señor lo envío a profetizar destrucción a una nación y no se cumplieron sus palabras porque se arrepintieron. Como Juan el Bautista a quien se le encomendó preparar el camino para «otro» y no para él mismo. Y cuando este «otro» llegó, entendió que era tiempo de menguar.  Juan el bautista tenía muy clara que ese «otro» era mayor que él; ese «otro» era el mismo Cristo a quien seguimos siendo llamados para servir.  Creo que en muchos casos hemos equivocado el llamado y hoy día trabajamos para nosotros mismos.
Podría seguir mencionando historias de vida ministerial de las Escrituras, pero lo que entiendo es que el éxito de esos siervos fue sólo obedecer su llamado. El estándar de medida no ha cambiado en el reino.
El éxito está en tu obediencia a lo que se te asignó. Tu éxito no está en la imitación de otros, no está en los logros a la medida del mundo, o a lo que el ojo humano puede ver. Mientras para el resto pudiera parecer que estás derrotado, para el reino de los cielos lo que cuenta es la obediencia a tu asignación. El resultado siempre es de Dios!
Según los parámetros de hoy,  Jesús pudiera parecer un fracasado, sólo 3 años de ministerio y terminó crucificado. Oh! Pero que riqueza divina fue Su obediencia a caminar en los tiempos específicos, sin importar lo que los demás creyeran. Esa obediencia perfecta fue la me trajo salvación a mi y a ti. Bendita obediencia la de mi Cristo. Bendito el éxito rotundo logrado en una cruenta cruz! Bendito el éxito de nuestro Señor Jesucristo quien por su obediencia, al ser resucitado de entre los muertos, se le dio un nombre que es sobre todo nombre; no dado por los hombres en la tierra, sino por el Dios de toda creación en los cielos. Es por eso que después de haber resucitado pudo declarar que toda autoridad le habia sido dada tanto en los cielos como en la tierra!
La clave de nuestro éxito está en la obediencia y de acuerdo a nuestra obediencia, autoridad bidimensional nos es otorgada. El rango de autoridad y nuestra esfera de autoridad es ensanchada a mayor obediencia.
Seamos hombres y mujeres de éxito, no conforme al mundo que nos rodea sino conforme al reino que estamos llamados a representar en la tierra!

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6 comentarios

    1. Gracias !!! ☺ Ayudame Dios a cumplir tu asignación. ..

  1. Amen a buscar el verdadero exito. La obediencia

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